Tuvimos la oportunidad de platicar con Javier Van Cauwelaert, Director de SmartFish, la única comercializadora en México que vende exclusivamente productos del mar de origen sustentable.
“SmartFish trae al mercado productos marinos de la mejor calidad, que te permiten hacer una compra que contribuye con el buen manejo pesquero y la sostenibilidad de los ecosistemas marinos de México.”
Espacio Vivo: ¿Cómo inició SmartFish?
Javier Van Cauwelaert: Hace como ocho años, se fundó la ONG SmartFish A.C., con una idea de Hoyt Peckham, un oceanólogo estadounidense que llevaba varios años viviendo en La Paz, BCS, quien desde los 19 años hizo viajes con National Geographic; él es un aventurero, una persona muy interesante.
Debido a las grandes cantidades de muertes de tortugas que habían en aquel momento, SmartFish A.C. investigó que aproximadamente cada lancha pesquera mataba una tortuga por día, y eran alrededor de 30 lanchas, y la razón por la que morían era el tipo de arte de pesca, es decir, el tipo de red que usaban.
Se usaba una red con la que pescaban especies que no valían mucho comercialmente, por lo cual debían cambiar el arte de pesca para dejar de matar tortugas; en vez de hacer redes, debían pescar con trampas, aunque esto significara pescar menos cantidad, pero los pescadores se rehusaban, pues ya ganaban muy poco.
Hoyt Peckham se daba cuenta que el pescado en México valía muy poco, sin embargo, la misma especie bien trabajada, valía mucho más en países como EUA o Japón, y que a pesar de su excelente calidad, aquí pareciera que no la tiene. Él comienza a ver las razones y en general, éstas son que los procesos o prácticas de manejo del pescado no son correctos, desde factores muy básicos como que las lanchas no lleven hielo, de tal manera que ese pescado se empieza a echar a perder apenas lo sacas del agua.
Fue así que empezó una idea conocida como “rescate de valor”, que significa tomar un pescado o una especie que no vale mucho en el presente, pero que si éste realmente lo procesamos y lo trabajamos bien, es comparable con el mejor pescado que pudieras comprar, ya que seguramente se podrá vender en un mejor mercado a un mucho mejor precio. Esa fue la idea base de SmartFish.

Así, ellos podrían ganas más, incluso pescando menos, y además podrían usar un arte de pesca que no afecte a las tortugas.
Pensaron en formar esta ONG para trabajar con cooperativas, las cuales se organizan para tener una certificación, o tienen un programa de mejora pesquera en una especie. La ONG funciona como una “aceleradora”, que sin costo les puede ayudar a mejorar todas sus prácticas de pesca; les enseñan cómo se pesca, las condiciones ideales de las lanchas, así como de la planta. Les ayuda a profesionalizarse y mejorar.
EV: Entonces, ¿SmartFish es una ONG?
JVC: Hay una parte que es ONG. Empezaron así y la idea de la ONG es que si tienes un buen producto, éste se va a vender bien, ya que un producto bien trabajado va a entrar en un mercado preferencial. Sin embargo, en el momento que ya hay un buen producto, la ONG no puede venderlo, sino que pone en contacto con algún comprador. Intentaron venderlo a través de un intermediario y se dieron cuenta que estos, además de no pagar bien, también hacen cosas muy oscuras; un ejemplo es que pueden comprar 1,000 kg de un pescado que tiene un certificado de sustentabilidad y vender 3,000 kg de otro que no lo tiene; hacen lo que le llaman un “greenwashing”. Al enfrentarse con esta situación, la única opción fue crear una comercializadora, así la misma ONG creó Comercializadora SmartFish.
“En SmartFish somos amantes del pescado y protectores del ecosistema.”
EV: ¿SmartFish sólo hay en México?
JVC: Así es, es un proyecto que arrancó en México, en Baja California, en donde la ONG tiene su base, y es independiente. Se creó la comercializadora y en un punto se separaron completamente como dos empresas para que no hubiera duda si la comercializadora se financiaba con dinero filantrópico. Se separaron y la comercializadora comenzó a hacer pruebas de empaque y procesamiento, para ver si se podía vender en supermercados; como un año y medio estuvieron así y fue en abril de 2018 que me contrataron a mí y me asociaron para hacerme cargo de la parte comercial de SmartFish.

La comercializadora tiene políticas muy estrictas de compra, pues ellos sólo pueden comprar productos que tengan un certificado de sustentabilidad, o sea que esté avalado que es sustentable, o que estén en programas de mejora pesquera, también llamadas FIP’s (Fishery Improvement Project). Esos proyectos cumplen con una certificación de “MSC”, que es la más conocida mundialmente de sustentabilidad ambiental, pero las comunidades pequeñas no pagan ese costo. Entonces nosotros nos enfocamos en trabajar con ellas, como las que SmartFish A.C. puede preparar; trabajamos muchas veces en conjunto, en donde ofrecemos un precio al mercado y ellos ayudan a que puedan alcanzar las características que nosotros necesitamos para pagarles más. Además, vendemos productos de otros productores sustentables, como el camarón o la trucha.

“Tu compra contribuye a la sostenibilidad de los ecosistemas marinos de México y al bienestar de los pescadores.”
Dentro del modelo, nuestro momento más virtuoso es cuando directamente trabajamos con las cooperativas; por ejemplo, ahora empezamos a trabajar con una nueva cooperativa, que pescan una especie a la que le llaman “blanco”. Este pescado lo tienen en un certificado FIP, sin embargo, no lo pescaban, porque les pagaban $10 pesos el kg en playa, con lo cual no pagaban ni la gasolina, nos decían. Tuvimos una junta, en donde les ofrecimos pagarles $45 pesos el kg, que es 4.5 veces más de lo que les pagaban, con la condición de que éste sea pescado con trampa, que esté certificado, que llegue a la planta con máximo 4º de temperatura interior, y además necesitaríamos que mejoren su procesamiento en la planta.
La ventaja es que la planta tiene nuevas fuentes de trabajo, que son todas las personas que van a hacer el procesamiento. Estas fuentes de trabajo son importantes, y muchas de ellas son ocupadas por mujeres que van a tener acceso a tener trabajo dentro de las cooperativas. Hay cooperativas que por reglamento prohíben que hayan socios mujeres, y es que las cooperativas tienen reglamentos desde hace como 100 años.
Ellos ganan mucho más, y nosotros tenemos un muy buen producto, que además podemos vender a un muy buen precio. Lo que hacemos es que tomamos ese buen precio, (si lo compraste en $45 pesos, en realidad en filete te costó mucho más, y a éste a parte le sumas el procesamiento, más el costo de la bolsa, y traerlo a México, al final nosotros no le ganamos tanto). Al precio al que yo lo compro, le sumo el transporte y lo multiplico en general por el 45%, así aseguro mi precio de venta. El 50% es lo que gana la cooperativa, lo cual es muy alto. Así es como construimos nuestro precio.

“Rompemos el ciclo de pobreza y sobreexplotación. Las comunidades con las que trabajamos reciben hasta 50% del precio de venta final”.
Además tenemos una política, ya que una de las razones por las que podrían sacarme de la empresa es que yo no respete la relación de transparencia con las cooperativas; cuando yo voy con la cooperativa me siento con ellos y les muestro el precio al que venderé el producto, les muestro mis tablas. Incluso las cooperativas pueden preferir venderle directo a mis clientes, y yo no me puedo meter, ya que no puedo pedirle a una cooperativa la exclusividad, porque eso me desvirtúa en el mercado.
EV: ¿Cuánto tiempo lleva SmartFish?
JVC: Empezó a mediados de 2015 y yo entré en abril del año pasado, o sea menos de un año y medio. Yo espero que para mediados del próximo año, ya esté empezando a ser negocio, porque además nos tocó definir a quién venderle, y con este esquema de precio es muy difícil venderle a un supermercado, la idea es quitar intermediarios, no agregar.
“Nosotros queremos demostrar que los productos sustentables no son necesariamente caros.”
No vas a ir al supermercado a comprar dorado, que además ni siquiera es legal, pero vas a comprar un blanco, pero un blanco muy bien trabajado, que es mucho más rico quizá que el dorado, y de mejor calidad y mayor confianza, porque tú sabes cuándo lo pescaron, quién lo pescó, cuánto tiempo lleva pescado y que fue congelado al origen.

Yo trabajé en Grupo Contramar y me fui metiendo más hacia los temas de sustentabilidad, pero cuando entré a trabajar a SmartFish, diariamente te das cuenta que la industria pesquera se mueve en un mundo muy oscuro y alejado de lo que la gente puede conocer. Nosotros vivimos lejos de las playas y los barcos, no sabemos nada de lo que pasa en la pesca y la verdad es que pasan cosas horribles. Creo que si la gente tuviera más conocimiento de todo lo que puede pasar con un pescado, realmente nos preocuparíamos más por ir a comprar a un lugar como el nuestro, en donde te pueden decir exactamente de dónde viene.
EV: Eso es lo que creemos, no estamos dimensionando el tema de lo que estamos consumiendo.
JVC: Yo digo que hay varias dimensiones, una es la sustentabilidad marítima o ambiental, que es un tema durísimo; en las últimas estimaciones se dice que alrededor del año 2030, nos quedaremos más o menos con el 50% de las especies que existen ahora. Eso es en 11 años, y mi preocupación fuerte es que, por ejemplo, actualmente mi hijo tiene 8 años, y cuando él tenga 20, posiblemente ya sólo habrá la mitad de los pescados que hay ahora; esto si no empezamos a hacer cosas con un mayor impacto. Mi hijo dice que no sólo hay que preocuparnos por las especies del mar, sino por todas las del planeta.

EV: Claro, estamos totalmente de acuerdo con él, esto debería aplicar en tantos rubros, y escuchamos constantemente que no es posible…
JVC: Yo creo que sí es posible…
EV: Nos vamos a la parte que tanto hemos escuchado, por ejemplo, lo “orgánico”, y es que está el tema de que lo orgánico es muy caro, que los agricultores no tienen suficiente abastecimiento. A veces sentimos que el consumidor se asusta, y no estamos informados; y es que ni siquiera estamos informados con lo que tú estás diciendo y que de aquí a tal año acabaremos con las especies. Por otro lado, creemos que estamos en un momento en el que la gente está dispuesta y tiene necesidad de crear conciencia.
EV: ¿Tú en dónde crees que debería estar nuestro compromiso?
JVC: Yo creo que la gente debe comprar. El otro día estaba en una plática, en donde una persona decía que él es comprador y sabía que hay costos, pero él decidía que no los quería asumir, y prefería que los asumieran otros. Aquí es en donde nosotros decimos que no es posible que lo asuma el productor, por ejemplo, sino que se tendría que repartir. También creo que uno como consumidor debe pensar que cuando se compra barato, alguien en la cadena ganó poco, ya que no puede ser que yo compre barato y todos ganen bien. En el momento de decidir gastar poco, asumimos que alguien en esa cadena también está ganando poco, es cuestionarse si estoy de acuerdo con eso o no.

EV: Exacto, no estamos dispuestos a asumir que vamos a gastar más. Es un sacrificio en una cadena en donde todos se beneficiarán.
JVC: Y que al final, realmente no es un sacrificio, porque en algún lado estará el costo; por ejemplo, si en esta misma cadena, mucha gente no ganó, y tienen poco acceso al dinero, quizá se moverán hacia una parte del crimen organizado, o lo más básico aún, no tendrán los recursos para comer bien o recibir buena educación, entonces cada vez tendremos una sociedad peor alimentada, con índices altísimos de obesidad…
“El 80% de las especies marinas en México están sobreexplotadas y al mismo tiempo el 40% de los pescadores artesanales se encuentran en estado de pobreza”.
EV: ¿Cómo está viviendo la gente de las cooperativas? Desde sus esfuerzos, ¿estos se están reflejando en ellas, sí hay mejoras?
JVC: Una parte del involucramiento de SmartFish A.C. es que cuando ellos hacen un convenio con una cooperativa, ésta se compromete a abrir sus libros, a abrir su administración, entonces la A.C. revisa cómo cobran, cómo venden, y estos son totalmente confidenciales, nunca van a compartir esa información con nadie, pero de esta manera, ellos saben cuánto dinero entra, cómo se distribuye, y si la distribución es equitativa, o si el jefe de la cooperativa se está quedando todo, es decir, todo se sabe.
Si tratamos de irnos a cooperativas que trabajen bien, una forma es trabajar con aquellas que acepten e ingresen a certificaciones que tienen que ver con una parte más social y económica, y no sólo ambiental, como estos programas FIP’s, que ya hace un par de años llevan trabajando muy rápido para tener el triple impacto. El “triple impacto”, es que no puedas ir con una cooperativa de pescadores y pedirles que pesquen sustentable, pero a la vez se mueran de hambre. Para que una especie sea ambientalmente sustentable, la comunidad de pesca debe ser socialmente responsable, y debe tener un proyecto que sea viable, económicamente hablando. Ese es el “triple impacto”. Lo que se busca es que, si en verdad deseamos mejorar, —y esto en cualquier estructura de producción—, tendríamos que hacer un proyecto que tenga un “triple impacto”: que sea socialmente responsable, ambientalmente sustentable y económicamente viable.

Un ejemplo, aquí en la colonia Roma también está Someone Somewhere; ellos que hacen playeras y mochilas, trabajan con artesanos y están muy comprometidos con la parte del desarrollo de las comunidades, y tienen trazabilidad, ya que ellos te dicen el nombre de quién hizo cada producto.
Yo creo que sí se puede cambiar la forma de intermediar si reduces el número de pasos y logras que el productor tenga más pasos de la cadena de valor, de esta manera ya logras un cambio. Si sumas un intermediario que cumpla con todas las cosas positivas que estamos diciendo, no sólo nosotros, sino en todo el mundo, si este intermediario es transparente en su operación, asegura trazabilidad, y sólo compra productos legales…
EV: Suena como un sueño…
JVC: Hoy en día en muchos países se está haciendo…
EV: Mucha gente escucharía todo esto y se preguntaría si en verdad es posible. Lo que nos sorprende y nos sorprende aún más, cada vez que te escuchamos, es que no llega hasta donde uno lo está pensando, ya que existe una “triple acción” que se está haciendo, y se está yendo al fondo, y pensamos que es el modelo ideal de vivir para la humanidad. Ojalá todos llegáramos a ese modelo en todos los rubros, y lo pensamos hasta para Espacio Vivo, como un ejemplo para preguntarnos: ¿nosotros qué estamos haciendo?, y se hace el nudo en la garganta porque en realidad nos damos cuenta que en general, todos estamos haciendo muy poco.

EV: ¿En dónde está tu motivación de haber empezado esto?
JVC: Yo estudié física, ingeniería, luego trabajé en una imprenta; siempre en los trabajos en los que estuve me interesaba que lográramos algo más que sólo hacer un trabajo. En la imprenta lo que intentábamos hacer, eran productos que no fueran contaminantes. Cuando estaba en la imprenta apestaban con solventes, y nosotros fuimos de las primeras imprentas que cambiamos a unos líquidos limpiadores sin solventes, aunque estos eran muchísimo más caros. Al final, ahí mi tía tenía una idea muy clara de hacer mejor las cosas; ella decía que quería mostrar con su modelo de negocio que en México se podía tener una imprenta y hacer negocio, pagando bien.
EV: Entonces es de familia…
JVC: Sí, está el interés, y yo creo que mucha gente lo tiene, lo que pasa es que muchas veces en los trabajos en donde estamos, no tenemos la oportunidad de lograr esto. En este trabajo yo tengo mucha libertad de actuar, por lo que metimos la empresa a Certificación B, y yo creo que muchas empresas podrían hacer lo mismo, y te da una idea de cómo ir mejorando tu propia operación.
Sistema B, (que están en Tonalá y Álvaro Obregón), es un sistema que empezó hace muchos años, justo con empresas que querían demostrar que haciendo negocio, puedes hacer bien. El slogan de Sistema B que me gusta mucho es “Buscar ser la mejor empresa para el planeta, no la mejor empresa del planeta”.

Son decisiones y creo que falta mucha información, por lo que parte de nuestro compromiso es hablarlo más; mi idea es abrir más tiendas en puntos en donde podamos hablar con más gente.
EV: Nosotras ya los habíamos escuchado, vivimos mucho el barrio, preguntamos, nos interesa saber qué es lo que está pasando, pero honestamente, aún no se escucha mucho de ustedes…
JVC: Poco a poco hemos ido buscando la manera de darnos más a conocer, no tenemos una estrategia muy fuerte en redes sociales, y son cosas pendientes que tenemos que ir desarrollando. Aunque sí se escucha mucho más en otros medios, en donde quizá antes no se escuchaba, incluso ya en el medio de productores y cooperativas empezamos a tener más nombre y saben que les conviene vendernos a nosotros, y eso está padrísimo, porque al abrir más tiendas y tener más consumo, nos va a ayudar a que más cooperativas entren.
EV: Nosotros que estamos más involucrados en redes sociales y en hablar de lo que está pasando en el barrio de la Condesa, ¿qué podríamos hacer y qué les funcionaría?
JVC: Que la gente vaya, que nos conozcan, que hablen de nosotros. Además, en mi opinión personal, hay una idea errónea que la gente tendría que cambiar sobre el congelado. Nosotros vendemos todo congelado por distintas razones: una es que la calidad es muy buena si congelas inmediatamente a la pesca; otra es que la huella de carbono de transportar un pescado congelado es mucho menor que mover la de un pescado fresco, por ejemplo. El pescado fresco lo tienes que volar y la huella de carbono es 30 veces más chica en un camión que en avión. Pero para mí, la más importante es que en una cadena tan oscura de intermediación, el resultado directo de que tú como cliente elijas que sólo quieres consumir “fresco”, es que al pescador le van a pagar lo que le dé la gana al comprador; a alguien le van a pagar menos por tu decisión.

EV: Claro, nosotros pensamos: “si vamos a comer pescado, lo queremos fresco”, y esto es por una falta de educación e información, porque nadie nos está explicando lo que tú nos dices ahora...
JVC: Y que además no se está congelando bien. Si lo congelas en el origen, el mismo día que lo pescas, se mantiene mucho mejor la calidad, y cuando lo descongelas bien, este pescado está perfecto. En lo que nosotros conocemos como “fresco”, significa que no se congeló, es decir, no significa que sea de ayer, sino que no se congeló; si un comercializador te dice que te vende pescado “fresco” y que no lo congeló, él no te está mintiendo, pero este pescado pudo haber salido del agua hace 20 días, y tú lo estás comprando “fresco”. Erróneamente pensamos que “fresco” significa que lo sacaron ayer, y no es así.
EV: Es la falta de información totalmente, y terminamos comprando tan mal, esa es la realidad.
El interés de hacer esto es precisamente concientizar a la gente que vive aquí y que los tiene cerca, ¿por qué comprar en SmartFish?
JVC: Ahora yo te digo que somos los únicos que vendemos exclusivamente sustentable, y estamos haciendo un esfuerzo muy muy grande por asegurar lo que estamos vendiendo. Nuestros proyectos como el del jurel y el blanco, son proyectos muy bonitos porque llegas desde la cooperativa hasta el final, pero hay proyectos como los de los camarones que tienen Fair Trades, que se están preocupando muchísimo por el bienestar de las comunidades y que éstas reciban un extra de ganancia.

Hay gente que lo está haciendo bien, y viene un movimiento muy fuerte. Hay lugares en Europa en donde se encuentran muchos pasos adelante, en donde sólo venden sustentable y en los supermercados lo puedes conseguir, porque ya no hay barreras de acceso; los supermercados de allá no le compran a nadie si no es sustentable. Pero aquí es empezar a pedirlo, si tú como consumidor empiezas a preguntar en donde sea que compres, empezando por asegurarte que sea legal lo que te ofrecen; por ejemplo, si te ofrecen marlin, éste es ilegal, o el dorado que no se debería comprar, ya que ambos están en veda permanente. El dorado sólo tiene permitido pesca incidental; se supone que es como un 15%, por ejemplo, si pescaste atún y sacaste 10 toneladas, pudiste haber sacado hasta una tonelada y media de dorado y sí lo podrías vender, pero eso no lo pueden medir, es como un hueco que dejaron, y nadie te puede asegurar o simplemente no lo facturan y nos lo venden como otro pescado; el mismo pescador de la lancha puede decir que en vez de dorado, llegó con jurel, y se filetea rápido, de manera que nadie puede saber la realidad.
Yo creo que la gente tiene que empezar a buscar, y yo no digo que me compren a mí, sino que mínimo a quién le compren, empiecen a pedir que les muestren la guía de pesca de lo que están comprando, la factura del pescado, y ésta la deben de tener. Hay toda una relación de la información que podrías pedir y deben dártela, pero uno nunca lo pide tampoco. La verdad es que si trabajaras con producto congelado, te alejas del tema de las vedas, porque podrían decirte en qué fecha exacta lo pescaron.

La gente tiene que empezar a exigir más, así como ahora está el tema más estricto sobre el etiquetado, (que digan bien los carbohidratos y que sea entendible), así debería existir un buen etiquetado de trazabilidad, que diga: dónde se produjo y cuándo se produjo.
En pescado hay una competencia totalmente desleal. Muchísima gente compra tilapia, porque es más barato. En realidad la mayoría del tilapia que se vende en México es importado, en general de Oriente, y éste llega a traer hasta 40% de agua metida por procesos químicos. Lo que yo le digo a la gente es que no compraste pescado barato, sino que compraste agua cara, y muy cara, porque según tú compraste un pescado $90 pesos el kilo, y en verdad compraste agua a $90 pesos el litro, pero es muy barato, entonces es lo que la gente decide comprar.
Yo creo que es un tema de cada quien de informarse más, de entender más y yo creo que hay un punto en donde es válido tomar decisiones, por ejemplo, elegir comprar “fresco”, sin importar las consecuencias, pero es estar consciente de lo que se está diciendo.

Hay una página en internet en donde puedes buscar “slavery production”, y te arroja de todos los tipos de producciones en el mundo, qué tan sospechados están y en riesgo de que haya mano esclava en el proceso. La pesca que es un 40% de la producción del mundo, tiene sospecha de mano de trabajo esclavo. Piensas que eres consciente al comprar en un supermercado oficial, y en realidad, ellos no supieron el origen de los productos que venden y quizá estás comprando algo que viene de Tailandia, y lo trabajaron esclavos, esclavos en alta mar. Es un tema de investigar y averiguar, nosotros como comercializadores tenemos que hacer un mejor trabajo y decirlo más.
EV: Debemos informarnos, y es que si todos escucháran esto, como hoy lo hacemos nosotras, podríamos hacer un cambio. Hoy tenemos muchas más razones para querer comprar sólo sustentable.
JVC: Nosotros no somos los únicos que vendemos productos sustentables, pero sí somos los únicos que sólo vendemos productos sustentables. Se trata de averiguar, preguntar y exigir.
EV: Creemos que el punto más importante es que no estamos informados, no sabemos ni cómo exigir, porque no sabemos ni qué es lo que tenemos que exigir. Por ejemplo, pensábamos que con pedir comer pescado fresco era suficiente y no teníamos ni idea del impacto que tiene esto.
JVC: Nosotros formamos parte de una iniciativa que se llama “Impacto por la pesca mexicana” que va hacia la sustentabilidad, y otra es “Pesca con futuro”; la primera es una red de colaboración y trabajo, y la segunda es una campaña.
SmartFish A.C. tiene una sección llamada “Enlace empresarial”, y ellos trabajan directamente con los grandes compradores como CMR o cadenas de supermercados para que entiendan también cuáles son los riesgos de asumir comprar producto no trazable y no sustentable.
EV: ¿Crees que sí lo estemos logrando?
JVC: En algunos lugares sí, en otros no. Hay países como Japón, por ejemplo, que tardaron muchísimo en dar un giro hacia la sustentabilidad, pero ya hace tres años decidieron cambiar todo. Nosotros no, pero ellos son muy organizados. En Japón hace tres años no entraban ni las ONG, no estaban en ningún programa de mejora pesquera, y ahora la mayoría de la pesca la están metiendo en estos programas. Por otra parte, China, por ejemplo, es el mayor consumidor de pescado en el mundo, tanto de producción propia, como de lo que compran; ellos compran el 50% de la pesca silvestre en el mundo. Es el gran consumidor, compran todo, pagan los mejores precios y se llevan todo; algunas empresas chinas empiezan a darse cuenta que ya no tienen producto, y se están empezando a meter en certificaciones de sustentabilidad.
EV: O lo hacemos, o nos acabamos el pescado…
JVC: Sí, en algunas especies. Yo le diría a la gente que nunca pidan atún aleta azul, yo no sé por qué lo siguen comiendo, del atún aleta azul queda el 3% o 4% de la biomasa que había hace 30 años, o sea nada.
EV: ¿Qué otras especies?
JVC: Yo no pediría dorado, ni marlÍn, y si pides marlin sabes que te darán otra cosa, no pediría atún aleta azul, trataría de pedir más especies distintas, también me preocuparía mucho por la talla de pescado que me van a dar, por ejemplo, si pido un pescado entero, que no me den uno de tamaño pequeño, porque es un juvenil, o sea no se reprodujo.
Creo que como sociedad debemos comer menos proteína, yo estoy a favor de comer proteína, no dejaría nunca de comerla, pero ya está probado que no necesitas comer tres o cuatro kilos a la semana; puedes bajar el consumo de proteína o aumentar algunos vegetales. Debemos preocuparnos de dónde vienen las cosas, investigar más. Yo creo que a medida que crecieron los supermercados, esto rompió, antes tú comprabas en tus tiendas, tu barrio, sabías más o menos, él que te vendía no te iba a vender algo malo, había mucho más contacto y sabías un poco más. Es cuando se pierde ese contacto, que ya nadie sabe. Creo que ese alejamiento habría que irlo revirtiendo. Había un chef que decía que su familia en España no era de mucho dinero, sin embargo, el 80% del presupuesto familiar se iba en comida, y es que es una parte muy importante, no hay que ahorrar al máximo en esta parte.

EV: Claro, es también pensar en lo que está entrando a nuestro cuerpo, y no importa si tal vez cuesta más lo que compremos para comer en nuestras casas, porque es nuestra salud, y es una prioridad.
JVC: Sí, es poner atención en dónde pone uno sus prioridades, pero creo que lo primero que debemos hacer es preguntar más, acercarnos más y saber más allá sobre el origen de lo que estamos consumiendo, y saber que no existe lo barato, pues al comprar barato, a alguien le está afectando, siempre el productor termina ganando menos, y eso es lo que no está bien.
EV: Esa es la gran lección que nos llevamos.
#PescaResponsable #VidaDeBarrio
SmartFish se encuentra en Amsterdam 26, Hipódromo, CDMX.
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