En medio de la agitada vida que llevamos quienes vivimos en la ciudad, el Kinfolk, más allá de ser un estilo de decoración, surge como un espíritu que nos invita a mirar atrás a nuestros orígenes, a reconectar con nuestra esencia y a creer en el regreso de una vida más sencilla. Sabemos que el consumo de alimentos orgánicos, la meditación, el yoga, y la conciencia ecológica son parte de la corriente ​actual que apuesta por un estilo de vida ​healthy​, así, el Kinfolk como una de las tendencias más en voga en interiorismo, se integra perfectamente, respetando los principios para un modo de vida más natural y relajado.

A continuación te proponemos algunas ideas, elementos básicos y consejos para adaptar tu hogar con este estilo.

Plantas. ​Sin duda, el Kinfolk es ​una invitación para conectar y convivir con la naturaleza, así, algo que no puede prescindir en el espacio son las plantas y las flores (tanto en interiores como exteriores). Ya sean cactus, helechos o suculentas, ​se ven bien en macetas de concreto y de barro de diferentes colores, o incluso en canastos. También pueden ir en colgantes de cuerda o macramé. O mejor aún, ​te proponemos crear tu propio huerto en la terraza o un pequeño jardín interior.
Hecho a mano. Queremos que el espacio que habitamos sea único y auténtico; en el estilo Kinfolk, podemos crear nuestros propios accesorios decorativos. Elijamos ​las manualidades y la tendencia “​Do it yourself​”. Algunos primeros y sencillos pasos son diseñar tu propio atrapasueños o pintar las macetas a tu gusto. Lo importante es que en cada accesorio una parte de tu personalidad se vea reflejada.


Materia prima. Como te platicamos, el estilo Kinfolk se centra en la esencia y en el origen, es por esto que preferimos materias primas que le den al espacio una apariencia genuina y rústica. ​Elige materiales naturales como la madera maciza, la piedra, el mimbre y el ratán​; ​en los textiles, ​son el lino, el algodón y la lana los que siempre estarán presentes.
Artesanías. Valorar el trabajo artesanal es una de las características que distingue al estilo Kinfolk, y es que ambientar con motivos étnicos y piezas de artesanía local reflejan ese gusto por las raíces. Una buena idea es incluir objetos decorativos que resalten el valor de su origen, como jarrones de talavera, canastos de mimbre hechos a mano, lámparas de latón, mantas con estampados tribales y tapetes tipo kilim​; incluso, puedes enriquecer tu dormitorio con accesorios de ropa de cama elaborados bajo técnicas textiles de diferentes comunidades de artesanos.

Colores neutros. Muy parecido al estilo nórdico, el Kinfolk también propone al color blanco para dominar en los muros, obteniendo un ambiente simple, fresco y luminoso; de manera que el resto de la paleta cuente con colores neutros como el gris, el marfil y el marrón, incluyendo algunos tonos verdes y tierra.
Mezcla de estilos. ​En un espacio Kinfolk podemos apreciar un cruce de tendencias y estilos. Diseños rústicos, bohemios, étnicos, nórdicos e incluso industriales se fusionan para dar como resultado una atmósfera totalmente relajada y acogedora. Recuerda que puedes atreverte, ya que al mezclar diferentes estampados y materiales lograrás un ambiente ecléctico, siendo esto uno de los principios básicos.

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Por Ana Tovilla